“tb en ksa ymme a2 tqm”
Lo
anterior parece un código indescifrable que probablemente cualquier joven
usuario de las tecnologías comunicacionales (SMS, MI o chats) puede comprender sin mayores problemas.
Las
nuevas tecnologías han transformado la
escritura. Dos
elementos han promovido esto: a) la necesidad de acortar caracteres en los
mensajes (economía del texto), y b) la necesidad de responder a alta velocidad,
lo que facilita el gran cambio comunicacional que han traído consigo los nuevos
dispositivos: la comunicación sincrónica escrita. El problema se hace mayor cuando los
jóvenes utilizan ese
mismo “lenguaje” (si aplica el término) en contextos diferentes al tecnológico:
mensajes escritos, agendas, evaluaciones, etc.
¿Degradación?
Para
muchos, esta “jerga” digital llena de transgresiones y modificaciones conlleva
a la destrucción del
lenguaje escrito, por tanto debe ser calificado como negativo. Además de
destruir el código común implícito en el idioma, provoca confusiones que impedirán discernir sobre las formas correctas de
la escritura y el lenguaje hablado.
¿Evolución?
Para
otros, esta nueva tendencia quirografaria es un salto adelante. Los defensores
afirman que, además de agilizarse la comunicación, los jóvenes sienten que
tienen mayores formas de expresividad y oralidad. Para ellos, nunca antes los
jóvenes habían escrito tanto como en las primera décadas del Siglo XXI.
Escrito por Rafael García Marval